martes, 23 de noviembre de 2010

Perfume de mujer.


Ella, calmada y esperando. Él, efusivo y tratando. Un encuentro de dos personas que tuvo como tema el tango. Ella, quería aprender a bailarlo. Él, sin tener la capacidad de ver, le ofreció ensenárselo. "Por la cabeza" de Carlos Gardel y Alfredo le Pera, fue la canción que hizo que estos dos seres humanos se vuelvan cómplices. Cómplices de cada nota musical y del movimiento de sus cuerpos, que por más que eran dos, parecían uno. El gran salón en el cual se encontraban se quedó chico, pues la atención de la mayoría se encontraba en los bailarines no profesionales. Algo que nos ensena esta escena es que para sentir no es necesario ver, y para disfrutar hay que tan solo sentir.

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